Pedro camina esperando encontrar un lugar donde vivir, la tierra es seca y no parece existir vida en aquel momento. Un pequeño dibujo de una casa ideal lo acompaña hasta encontrar el lugar indicado para construir. Siembra una semilla e inicia la construcción de su hogar pero una eventualidad natural lleva a Pedro a abandonar su casa, la lluvia destruye lo poco que tenía. Frustrado y sin esperanza aparece Rosita y apoya arduamente a Pedro en la reconstrucción de su sueño.