Idear estrategias que faciliten la comprensión de contenidos no es suficiente, es necesario que maestros y maestras creamos en lo que estamos haciendo, que nos divirtamos al igual que nuestros estudiantes en cada actividad planificada y con objetivos reales, para hacer esto posible, debemos fusionar nuestro pensamientos, con la observación y con nuestro corazón (Pedagogía del amor), es preciso que comprendamos la necesidad de crear un ambiente ideal para que se lleve a cabo el intercambio de saberes, podemos lograr que una clase simple o aburrida, sea interesante e inolvidable, no podemos seguir obligando que la vida asista a la escuela.