Ver la emoción de los estudiantes cuando volteaban las dos cartas y descubrían que coincidía la multiplicación, de una de las cartas, con el resultado, que aparecía en la otra; fue sin duda la mejor muestra que estaban aprendiendo y jugando.
Unas pequeñas cartas de colores, con las tablas de multiplicar y los resultados en su reverso; era lo necesario para un juego didáctico de fácil aplicación y muy divertido para los estudiantes.
Con algo tan sencillo como la combinación del tan conocido juego de Memoria y las tablas de multiplicar se logra: mejorar la atención, aumentar la memorización, dominar -jugando- las tablas y la unión del grupo.